martes, 27 de noviembre de 2012

La Cumbre de Cádiz ensalza el papel de las pymes en la relación iberoamericana

El País
Noviembre 2012

Si la pasada década fue la del desembarco de las grandes empresas españolas en América Latina, la actual intenta ser la de la llegada de las pequeñas y medianas. Las pymes, casi ignoradas durante años por los sucesivos Gobiernos, se convierten ahora en la tabla de salvación para una crisis que ya dura cinco años y que no tiene visos de acabar pronto. La Cumbre de Cádiz se ha volcado en ensalzar el papel que estas empresas pueden tener en la nueva relación iberoamericana tras una era en la que los intercambios pasaban solo por las grandes firmas.

El objetivo lo definió en cierto modo el mexicano Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el club de los países desarrollados. “Miren a Italia”, dijo. Los italianos, sobre todo en la región norte, tienen un entramado de pymes que tienen las siguientes ventajas: están estrechamente vinculadas a las cadenas de producción, innovan constantemente, están internacionalizadas, y trabajan mucho el tema de la reputación y la imagen de marca.

Las pymes españolas van rezagadas en el tema de la expansión a otros mercados y las latinoamericanas a años luz de tener estas ventajas competitivas. “Juntas, las pymes de ambos lados del Atlántico tienen más posibilidades de alcanzar esas metas más rápidamente”, dio a entender Gurría.




El 99% de las empresas latinoamericanas son pymes y dan empleo a dos de cada tres personas, según la OCDE. Sin embargo, como señala Alicia Bárcena, secretaria general de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las pymes solo aportan el 20% del PIB regional. De las más de 110.000 pymes latinoamericanas que exportan (un 10% del total), apenas una veintena son las responsables del 40% de todas esas ventas externas.

En América Latina, las pymes están desconectadas de los sistemas productivos, del talento universitario y de los mercados; apenas innovan y tienen una bajísima productividad. El Gobierno de Mariano Rajoy cree que las pymes españolas son los socios ideales para dar un vuelco a esta situación. En España hay más de tres millones de estas empresas, casi el 80% están en el sector servicios, y en torno a una de cada cuatro tiene proyectos de internacionalización.

La declaración final de la cumbre recoge el testigo de este impulso a las firmas de este tipo con los siguientes compromisos de los Gobiernos iberoamericanos: “Promover la creación y el desarrollo de las pymes, mejorar el acceso al crédito, apoyar las empresas mixtas, reducir la burocracia y promover las pequeñas empresas para mujeres, jóvenes y comunidades como la indígena o la afrodescendiente”.

“Para vencer la desigualdad, no solo hay que cambiar las políticas sociales, aunque hayamos sacado a 50 millones de personas de la pobreza, sino que hay que cambiar la productividad de las pymes, que son los jugadores estratégicos y pueden ser los grandes estructuradores del cambio”, concluyó Bárcena. América Latina nunca fue la región más pobre del mundo, pero sigue siendo la más desigual entre ricos y pobres.

Solas o asociadas a una empresa local, las pymes españolas no lo tienen nada fácil para instalarse o comerciar en América Latina. Para empezar hay muchas trabas burocráticas, grandes problemas fiscales y, sobre todo, escasa financiación. En Europa apenas se consigue dinero y en América Latina obtener crédito es difícil y caro. Las pymes que encabezan la expansión hacia América Latina en estos momentos son solo las que disponen de recursos propios. Aparte de esto, la región tiene un enorme déficit en infraestructuras y aun hay desconfianza respecto a la seguridad jurídica.

De la veintena de países a los que las pymes pueden dirigirse, hay cinco que las atraen como moscas a la miel: Brasil, México, Colombia, Chile y Perú. Los demás no son descartables, pero si se conversa con los representantes de estas compañías se comprueba que ante las mismas oportunidades de negocio eligen a este quinteto frente a los otros. Brasil, ya la sexta economía mundial, no es parte de la Alianza del Pacífico como los otros de la lista de preferidos, pero sí cuenta con vías de acceso transoceánicas para exportar a Asia desde la costa peruana.

El nuevo Eldorado brasileño es el mercado más apetitoso pero el más difícil para establecerse. El gigante suramericano tiene una burocracia y una fiscalidad excesivas, y aduanas y autoridades migratorias poco amistosas. Tiene también un gran déficit de infraestructuras. Por ejemplo, más de la mitad de lo que entra y sale de Brasil lo hace solo por el puerto de Santos, lo que retrasa y encarece mucho la actividad comercial.

A favor de Brasil, hay que recordar que es un mercado de 190 millones de personas y con una creciente clase media, que en los próximos años va a organizar dos grandes eventos deportivos (un Mundial de Fútbol y unos Juegos Olímpicos) y que tiene presupuestados 600.000 millones de euros para infraestructuras a corto plazo. Colombia, Perú y Chile también prevén importantes desembolsos para el sector de la construcción.

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