miércoles, 18 de septiembre de 2013

El europeo es el dueño del reloj, el africano es el dueño del tiempo.

Es algo que se percibe nada más aterrizar. Incluso en ciudades de cierta tradición europea como Dakar, es prácticamente imposible encontrar alguien que use reloj y el hecho de quedar con una persona a una hora determinada tiene un valor orientativo.

Arturo Polo, durante su visita a la delegación de Dakar.
El africano tiene una dimensión del tiempo completamente distinta a la de un occidental. Un vendedor de artesanía no tendrá inconveniente en montar su pequeño puesto junto a un grupo de turistas en un playa totalmente desierta y esperar todo un día a ratos despierto, a ratos adormilado, en la confianza de conseguir una pequeña venta que justifique una caminata de varias horas bajo un sol de justicia.

Cuando esto se aplica al mundo de los negocios, se podría afirmar que el africano trabaja con objetivos pero nunca los pone en relación con el tiempo.

Si se "fija" una cita para las 9 h de un miércoles, generalmente quiere decir que hay probabilidades altas de que se celebre esa mañana. Si has quedado con un chófer a las 10 h y aparece antes de las 11, significa que es de los buenos.

La paciencia africana es legendaria y es de total aplicación a la actividad económica. El ritmo puede parecer desesperantemente lento para un europeo pero una vez que se asimilan e interiorizan las particularidades de la región, se puede apreciar el enorme dinamismo del continente y las múltiples oportunidades de negocio.

Por supuesto, con el asesoramiento y acompañamiento adecuados, la inversión en tiempo y recursos se reduce exponencialmente.

EL MERCADO ES EL MUNDO

Arturo Polo
Gerente Territorial de GLOBALIDER
Zaragoza

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