martes, 10 de junio de 2014

México es el mercado más potente del mundo, según expertos del Banco Mundial

El giro hacia la apertura de la inversión privada y extranjera en el sector energético mexicano, genera la expectativa de una de las mayores entradas de capital de la historia de México. Si se consuma este programa, el gigante americano, con 118 millones de habitantes, vivirá posiblemente su mayor vuelco desde las postrimerías de la revolución. 

No solo el petróleo y el gas verán cambiadas las reglas del juego, también las normas electorales, la educación, la fiscalidad, las finanzas y las telecomunicaciones. Todo ello con un objetivo declarado:  abrir las puertas de la competencia y producir una explosión controlada que libere un crecimiento económico del 5% del PIB. Será la hora del bum mexicano. "Es el mercado más potente del mundo, y eso proporciona muchas oportunidades incluso en momentos de crisis", explica Draaisma, del Banco Mundial, "uno tiene que vivir con la realidad y aprovecharla al máximo". Globalider, con presencia activa en México y un ambicioso plan de expansión, lo vió y actuó en consecuencia, al servicio de la internacionalización de sus clientes hacia 40 países del mundo.

Uno de los dilemas perennes de la economía mexicana es la dependencia excesiva de determinados mercados. Y Estados Unidos, que absorbe el 80% de las exportaciones, su gran representación: con una frontera común de 3.185 kilómetros, en las épocas de bonanza la locomotora del norte tira con fuerza; en las malas, la deprime.

"Además, 20 años después de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, México también ha diversificado mercados", señala Rennhack, del FMI, en referencia a las alianzas en el eje del Pacífico, un área donde ya ha clavado bandera el gran rival: China.

Forjado en la extenuante competencia con Estados Unidos y con China, México ha desarrollado una magnífica industria manufacturera, de gran poder exportador. Su tejido empresarial, sin embargo, adolece de una excesiva atomización. El 95% de sus empresas, según la OCDE, tienen menos de 10 trabajadores (80%-90% en Brasil, Argentina o Chile). 

Hay mucho por hacer. Globalider apuesta por la apertura internacional de las pequeñas y medianas empresas.

En la cúspide de sus fortalezas figura, en opinión de todos los expertos consultados, una arquitectura macroeconómica bien cimentada, capaz de resistir los huracanes que suelen barrer la zona. Las finanzas públicas, la inflación, los tipos de interés y las reservas son la 
envidia de gran parte de Latinoamérica. Su peso demográfico también juega a favor. "A diferencia de otros, México tiene la ventaja de que la población joven y en edad de trabajar crece más rápidamente que la total, de forma que se está reduciendo la tasa de dependencia. Ese bono seguirá los próximos 15 años", detalla el analista del Banco Mundial.

Todos estos factores abonan la esperanza de que las reformas crecerán en terreno propicio. En este clima, Moody's ha mejorado la calificación del país (nivel A3), situándola por encima de muchos de sus competidores naturales. "Precisamente los cambios tienen como finalidad 
reducir la pobreza y sus consecuencias", señalan fuentes gubernamentales. Ese es el objetivo. La pista está casi a punto. Las multinacionales compiten por situarse en la rampa de salida y los grandes inversores mundiales solo esperan a que se despejen las últimas brumas para inyectar capital. El mercado es el mundo, pero sobre México convergen todas las miradas.

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