miércoles, 16 de abril de 2014

Dame un punto de apoyo y moveré el mundo (Ley de la palanca y la internacionalización)

Con estas contundentes palabras, Arquímedes describía gráficamente el potencial de la Ley de la Palanca. El sabio siciliano se refería a cómo cuando nos valemos de una palanca y un punto de apoyo, nuestra fuerza se multiplica y somos capaces de mover cargas que de otra forma no podríamos.
La teoría de la palanca ha tenido múltiples aplicaciones en el mundo de la ciencia y la mecánica, y en un sentido más teórico (aunque no exento de vocación práctica) también es de utilidad en la elaboración de estrategias de inversión en los mercados de capitales y otro tipo de escenarios empresariales, como por ejemplo al diseñar la estrategia de internacionalización de nuestra empresa.

El apalancamiento (así se conoce en terminología financiera) consiste en el uso de instrumentos (Derivados, ETF´s, Opciones…) que multiplican el efecto de nuestra inversión y que en definitiva nos permiten optar a un resultado (positivo o negativo) mucho mayor que si utilizásemos únicamente nuestro capital. En su vertiente financiera, el apalancamiento puede tener efectos perversos y por ello su uso solo es recomendable para expertos que sepan limitar sus riesgos y utilizarlos convenientemente para no caer presos de su “lado oscuro”.

En cambio, al elaborar una estrategia de internacionalización, el uso de palancas muestra una cara más amable. A la hora de iniciar o potenciar la presencia internacional de su negocio, el empresario tiene a su disposición una clara palanca para multiplicar el impacto de su esfuerzo y aumentar la eficiencia de su estrategia. Ésta no sería otra que la subcontratación de esta faceta del negocio a través de profesionales del comercio exterior, es decir, consultores y empresas de consultoría en internacionalización.

Cuando un empresario se plantea iniciar la conquista de un mercado extranjero, su primera tentación es la de exponer en una feria internacional de su sector o realizar un viaje de prospección, o incluso desarrollar un departamento de exportación propio, sin ni siquiera haber analizado convenientemente los mercados de destino y la idoneidad de su producto o servicio. En muchas ocasiones se descubre en la propia feria que el producto no es del agrado del público local o que son necesarias adaptaciones de formato o imagen para que sea aceptado por los consumidores, obteniendo pobres o nulos resultados.

Sin embargo, si en lugar de incurrir de entrada en grandes gastos se contrata los servicios de profesionales independientes y empresas de consultoría en comercio exterior se podrá beneficiar de economías de escala al utilizar la estructura y experiencia acumulada de estas para configurar el proceso de internacionalización con mayor efectividad y eficiencia.

En el mundo de la PYME los recursos siempre son limitados y hay que optimizar su uso. Al igual que ningún empresario se plantea comprar un vehículo para realizar sus portes o contratar a una persona en exclusiva para las tareas de limpieza de sus instalaciones, cuando se está planteando iniciar la expansión internacional de su negocio debería saber que con el uso de las palancas adecuadas podrá obtener los mismos resultados con menor inversión o dicho de otra forma, mayores resultados con los mismos recursos.

La clave, por supuesto, está en escoger a los profesionales adecuados

El mercado es el mundo.

Arturo Polo
Gerente Territorial Zaragoza
Globalider




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