10 CLAVES PARA
CONVERTIR UNA EMPRESA EN INTERNACIONAL
La salida a la crisis española
está en aumentar las exportaciones, al menos en ésto estamos todos los
españoles de acuerdo: tenemos que incrementar las ventas en el exterior,
producir más para exportar más. ¿Pero se puede “exportar” la innovación, el
saber hacer profesional, la originalidad, el ingente talento español?. Exportar no es internacionalizar. Que
un producto o servicio se venda fuera de España no garantiza su madurez en un
canal de distribución extranjero si no ha habido un adecuado proceso de
internacionalización, que contemple aspectos trascendentales como la
implantación y presencia –al menos adecuada representación- de la empresa española
en el mercado de destino, y la prestación de servicios postventa, de control de
calidad y satisfacción que, en un entorno global, exige cualquier consumidor en
cualquier lugar del mundo.
La exportación bien hecha da un
resultado económico inmediato y alegra cada telediario, en el análisis de la
balanza comercial española; la internacionalización racionaliza la exportación
a medio/largo plazo, permitiendo la
vigilancia de los mercados, la anticipación, la adecuación intercultural de
productos y servicios, lo que indudablemente beneficia a su ciclo de vida. Es
en la internacionalización donde innovación, saber hacer, originalidad y
talento se ponen al servicio de la exportación, y de las personas que gobiernan
las empresas y que son innovadoras, saben, son originales, verdaderos
impulsores del crecimiento. Porque el resultado de las empresas no es ni más ni
menos que la consecuencia del talento de las personas que las gobiernan.
Los gerentes territoriales de
GLOBALIDER, en toda España,
INTERNACIONALIZAN empresas. Con el objetivo de exportar a nuevos destinos,
pero especialmente, de implantar y dar presencia a las empresas españolas en mercados
emergentes, donde los negocios se cierran con proximidad al cliente, mimando su
satisfacción, conociendo anticipadamente sus necesidades; como se hacen las
empresas a largo plazo, como sólo pueden sostenerse en un entorno globalizado. Con
éllos, que cuentan con una plataforma de servicios, metodología operativa y la presencia
de GLOBALIDER en los mercados -al servicio de los clientes- conseguimos cada
día que el empresario español no dé pasos a “ciegas”.
Para convertir una empresa en
internacional GLOBALIDER recomienda tener en cuenta 10 claves para el éxito:
1.
Analizar el punto de partida (sector de
actividad, producto y/o servicio a exportar) y tener claro adónde y por qué se
quiere y puede llegar. En internacionalización
no siempre querer es poder.
2. Conocer la idiosincracia del país de destino,
sus costumbres, sus demandas, sus necesidades. En internacionalización la primera barrera es no conocer el “lenguaje”
del consumidor, aunque hable nuestro mismo idioma.
3. Adaptar el producto o servicio al nuevo
destino, no imponer fórmulas, aunque hayan funcionado en España. También en internacionalización el cliente
siempre tiene la razón.
4. Elaborar planes financieros, de costes, de
previsión, de viabilidad. En
internacionalización si las cuentas no salen en España, tampoco saldrán en el
extranjero.
5.
Probar los productos o servicios y analizar
a la competencia en el país de destino. Encuestar, escuchar al importador, al
distribuidor, al consumidor; comparar y analizar la competencia, indagar en los
mercados, verificar lo que dicen. En
internacionalización no se debe creer lo que no se comprueba.
6.
Conocer todas las barreras de entrada, sean
o no arancelarias; y diseñar un plan de prevención y control de contingencias. En internacionalización más vale aprender
de los errores y poder superarlos, que lamentar una grave pérdida después de un
gran acierto fortuito.
7.
Elaborar un plan de comunicación y de
marketing adecuado al mercado de destino. Hay que presentar los productos o
servicios, hay que comunicar y hacerlo bien, con adaptación cultural. En internacionalización lo que no se da a
conocer no perdura, pero lo que erróneamente se transmite se lamenta sin
remedio.
8.
Implantarse, estar presente en el mercado de
destino o, al menos, tener una representación adecuada; los negocios en el
extranjero se hacen con buenos productos o servicios, pero siempre con cara, ojos y oído. En internacionalización saber hacer es tan
importante como saber estar.
9.
Integrarse hasta hablar el mismo idioma, el
“lenguaje” del consumidor y su lengua materna. La empresa tiene que contar con
interlocutores locales, no vale la comunicación estandarizada, sino personal. En internacionalización el idioma no es una
barrera sino una oportunidad.
10.
Entender una venta internacional como una
venta local, hacer sólo lo que se sabe hacer bien, añadir el valor del
conocimiento, del servicio postventa, del control de calidad, de la mejora
continua a los productos o servicios. En
internacionalización no es redundante afirmar que el mercado es el mundo.
FJ Casáus
Director General de GLOBALIDER
CEO West África