Se comenta en los círculos empresariales que España se ha
convertido en un gran almacén. Con el mayor índice de empresas en liquidación
de Europa y con una demanda interna de bienes y servicios en progresión
decreciente la empresas tienen sus almacenes
repletos de existencias a la espera de ser vendidas seguramente por
debajo del precio de coste con el único y necesario objetivo de generar flujos
de caja.
Desde el punto de vista financiero es un error mantener un
almacenaje alto porque devenga altos gastos de gestión, de oportunidad y de
depreciación de las mercaderías, además del apalancamiento que supone tener
recursos inmovilizados cuando están orientados a la circulación. Siempre ha
sido trabajo de los economistas calcular el grado de almacenaje óptimo que,
evitando el riesgo de roturas de stocks, permita optimizar al máximo los costes
de las mercancía almacenadas.
Sin embargo, ahora el problema no es la mala gestión o la desidia en los cálculos adecuados sino la
falta de demanda. En los últimos años el mercado ha caído a tal velocidad que
ha impedido prever el descenso en el consumo. Las pequeñas industrias y los
mayoristas se encuentran con una amplia variedad y cantidad de productos
pendientes de despachar en algunos casos
incluso habiendo cobrado por adelantado una parte de los mismos pero imposible
de asumir por las empresas clientes.
¿ Cómo resolver esta situación? Consiguiendo nuevos clientas. La solución está en
exportar, salir al exterior buscando unos demandantes de nuestros productos a
los que satisfacer.
Tomar la decisión de exportan para quien nunca ha tenido
necesidad de ello, puede ser difícil. Influye desde el miedo a lo desconocido,
a la falta de formación y adaptabilidad a la internacionalización del departamento
comercial y financiero de la compañía, hasta la idea preconcebida de que es mucha la inversión
necesaria y el aumento de los gastos comerciales y logísticos.
En un análisis más racional se demuestra inmediatamente que
con una buena estrategia y buscando los colaboradores adecuados la inversión
siempre es inferior a tener las mercancías pendientes de vender devengando
costes de almacenamiento y perdiendo
valor entre otras causas, por el paso
del tiempo. Por otro lado los beneficios
de exportar superan la rentabilidad individual de las ventas de las mercaderías
y abre las puertas a una dimensión de desarrollo con efectos multiplicadores.
Esta es una de las misiones de GLOBALIDER. Acompañar a las
empresas en sus primeras exportaciones. Ofrecer el asesoramiento necesario
basado en la experiencia y conocimiento de los mercados de destino. Ayudando a
diversificar sus riesgos y a cerrar las operaciones comerciales con garantías
de éxito. Con análisis previo de los
productos con buena cogida y estudio de coste de transporte y del mejor canal
de distribución.
Concretamente en los países de África del oeste,
contamos con una demanda de más de 200 millones de consumidores pendiente de
satisfacer y sin embargo con oferta
insuficiente por el desconocimiento que hay de los procedimientos óptimos y las
dificultades añadidas por las diferencias culturales. Es la experiencia del
equipo de GLOBALIDER y su expansión la que le permite ahora
ofrecer su saber hacer a todas aquellas empresas que visualizan la oportunidad
que supone aprender a exportar exportando.
Laura Pinteño
Administradora
GLOBALIDER
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