En España
con un 25% de tasa de desempleo de la que más del 52% corresponde al desempleo
juvenil la única solución viable es la vía del autoempleo. Tenemos la
generación de jóvenes más preparada de la historia, con un nivel académico de
licenciatura, master y varios idiomas. Tanto el Estado como sus familias han
invertido muchos recursos en su formación para acabar en una crisis económica que no puede aprovechar
este capital humano. Sólo algunos afortunados conseguirán un puesto de trabajo
con un salario por debajo de los 1.000 euros y donde no desarrollarán ni un30%
de sus capacidades. Por algo se le llama”
la generación perdida”, no solo porque cada vez es mayor el éxodo hacia otros
países con mayores expectativas, en los que muchas veces se termina trabajando
a cambio de los gastos de manutención y estancia, eso sí con la posibilidad de
saber otro idioma más y por ello estar aun más preparado, sino porque de esta generación
hemos perdido todos, el país, sus familias y principalmente ellos mismos que
pierden sus mejores años sumidos en un desánimo poco habitual en estas edades.
Es el
momento de cambiar esta situación. Ser valientes y lanzarse al mundo de la
empresa. El emprendedor es el que
arriesga sus ideas y su patrimonio en poner en marcha proyectos susceptibles de
generar inversión y empleo. Debemos esforzarnos todos en ponerlos en valor,
incluso admitiendo sus posibles fracasos, ya que es la principal manera de
motivar a la acción.
Se trata de
buscar la salida a la situación actual por uno mismo, no esperar que lo hagan
otros, aprovechar las capacidades y formación de los jóvenes en su propio
beneficio. En términos cuantitativos es más económico invertir un capital en
una oportunidad de negocio, que seguir
gastando a la espera de un giro en la evolución económica.
No todas las
cualidades del emprendedor son innatas, la mayaría se consiguen con esfuerzo y
voluntad al igual que para alcanzar ese “puesto indefinido para toda la vida”
al que antes se aspiraba. Actualmente el empleo más estable y seguro es el
autónomo.
La iniciativa, preparación, imaginación y
entusiasmo de las personas de espíritu joven tiene que ser dirigida a los
proyectos empresariales. Cuando se hable de salir al exterior ya no se tratará
de una huida, una pérdida, sino de un reto hacia nuevos mercados donde
desarrollar las competencias adquiridas. En la era de la globalización el mundo
es muy amplio en necesidades y a la vez muy cercano en posibilidades. Hacen
falta muchos emprendedores que pongan a desarrollar sus talentos. Los únicos
capaces de crear empleo son los empresarios, no hay que esperar sino
convertirse en uno de ellos.